jueves, 25 de agosto de 2011

Transición y canales de comunicación*

En el proceso que comentamos, considero que lo central es propiciar y crear los canales adecuados para que los individuos se manifiesten al mismo tiempo que como individuos, como parte integrante de sectores sociales, políticos y económicos. Es necesario que la sociedad se manifieste con su interés a cuestas y desde su organización socio-política, sea esta partido político, grupo de presión e interés, asociaciones no gubernamentales, sindicatos, organizaciones de campesinos, obreros o trabajadores de “cuello blanco.”
Asimismo, se debe propiciar que tanto el Estado como las instituciones, cumplan con las funciones para las cuales fueron creadas. De la muerte de la corrupción dependerá la vida de las instituciones. La corrupción como estrategia de control político, tarde o temprano deja dividendos desfavorables para el desarrollo de la democracia y la credibilidad de las instituciones. Considero que solamente de esta manera se contará con los agentes reales de transición hacia un verdadero Estado de derecho, entendiendo por éste el que se somete sin distinción alguna, a las disposiciones legales que regulan el comportamiento de una formación social.
Por lo expuesto, discúlpeseme lo reiterativo, el poder Legislativo debe buscar consensos y representar realmente a la sociedad, lo cual se traduce , por mencionar uno de los puntos más sencillos, en transformar el levantamiento del dedo de la prepotencia y “línea”, en un voto razonado, respaldado por grupos e intereses sociales, de consensos. No es fácil romper inercias, como tampoco lo es buscar consensos. No es cuestión de olvidar el pasado y trabajar solamente sobre el presente, por el contrario, se requiere retomar el pasado como elemento crucial que pueda unir cada una de las piezas que forman el espectro del presente y puedan redimensionar en forma plural y sustantiva en lo que queremos como nación.
Es el momento de buscar consensos, convivencia pacífica, civilizada, propia de una sociedad madura, voces que expresen sus respectivos intereses de clases, esa es la construcción de la democracia.
Para ello, es básico alejarnos de la violencia verbal, y declaraciones idóneas para elevar el marco publicitario de los políticos: “hay enemigos y opositores con la intención manifiesta de dañar al país”; “los países de la retaguardia”, “los países pobres, dispuestos a seguir recetas del Fondo Monetario Internacional”; “el beso a la sortija papal efectuado por un Presidente católico en un Estado laico es un acto “íntimo”, “privado””; “los gobernantes deberían ser siempre católicos”. Ser jefe de un Estado o servidor público en general de un Estado laico, significa, antes que nada, el no imponer las creencias personales a la sociedad, sino vigilar y administrar un conjunto de leyes y disposiciones que emanan del marco constitucional.

*González Licea, Genaro, Ensayo sobre la reestructuración del Estado mexicano, Amarillo editores, Derechos Reservados a favor del Autor, México, 2001.

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